Este ser etéreo acompaña al propietario de la casa rural, que protejo y guardo, en sus paseos y rutas por La Ribera. Armado con su cámara, dispara sin cesar contra todo aquello que llama su atención. La mayoría de las veces con más voluntad que acierto.
Pero en alguna ocasión capta imágenes, que miradas con calma, plantean preguntas interesantes. Como estos paisajes de finales de mayo que, según la pintora de la casa, suponen una mezcla imposible de colores. Al menos con la paleta.
Yo no tengo opinión. Y tú, ¿estás de acuerdo?
Lar-ami
Bellos paisajes.
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La Ribera es así. Saludos
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Una maravilla!
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Desde luego!
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